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¿Camaras de seguridad o cámaras de amenaza?



Hoy estamos reflexivos en "Mundo de Oreos". Si atendemos a la definición que nos otorga la RAE, la vigilancia es “el monitoreo del comportamiento”. Vigilancia por sistema es el proceso de monitoreo de personas, objetos o procesos dentro de sistemas para la conformidad de normas esperadas o deseadas en sistemas confiables para control de seguridad o social.

Tras este a priori engorroso término se esconde una realidad que son las cámaras de seguridad. Amadas por algunos, que ven en ellas su principal aliada para la correcta preservación de sus activos (personales y materiales). Odiadas por otros, que las ven como una amenaza a su derecho a la intimidad. Diferentes puntos de vista que se han ido desarrollando a la par que la sofisticación de las citadas cámaras.

Por supuesto, ha habido y hay quien ha sacado gran provecho comercial a esta tecnología. Las grandes empresas y distribuidoras de seguridad han hecho caja a costa de la inseguridad y desconfianza propias del ser humano durante años y años. Aunque en sus principios solo se vendían a entes públicas u o comerciales (empresas de venta al público como supermercados, almacenes…), las cámaras de seguridad son cada vez más comunes en casas y propiedades privadas.

Aún así, no han sido estas distribuidoras las únicas que han sabido aprovechar comercialmente el boom de las tecnologías de vigilancia.  En el mundo de la televisión, el interminable pozo de éxito de los “reality shows” surgidos a partir del primer “Gran Hermano” han encontrado en las cámaras de seguridad a su auténtica gallina de los huevos de oro. Hace 20 años sería inimaginable pensar que algo en principio tan simple como observar una “realidad” adyacente a través de un circuito cerrado de televisión pudiese tener tal reacción (adicción en algunos casos) por parte del público.

También el cine ha sabido explotar este fenómeno de mil formas diferentes. Empezando por clásicos como “El show de Truman”, que plantea como sería el “reality show total”, preparado desde el nacimiento del protagonista, que sería vigilado por cámaras a lo largo de años y años de vida, pasando a géneros como el terror, en sagas como “Saw”, donde el asesino-villano en torno al que gira la historia vigila y tortura a sus víctimas detrás de unas cámaras de seguridad.

Dejando de un lado el mundo del espectáculo, hoy en día podemos observar que las cámaras dan para mucho más que esto. Los millones de circuitos cerrados de vigilancia captan 24 horas al día infinitos tipos de realidades que ocurren en muchísimos lugares diferentes, y una ínfima parte de ese infinito suele resultar ser de interés general. Bien porque las cámaras han grabado un atraco con violencia en una gasolinera,  una caída graciosa en un supermercado (que se convertirá en carne de YouTube), o un atropello con huida en las calles de Tokio, es cada vez más común ver imágenes de este tipo en telediarios u otros medios informativos de primer nivel.

Entendemos con esto último que las cámaras pueden tener una utilidad alertadora, que pueden ejercer un bien social en forma de avisar al público de algún hecho real que está ocurriendo, para identificar a un agresor… etc.

Sin embargo, como hemos resaltado al principio, no todo es de color de rosas en lo que respecta al uso de estas tecnologías, y hay muchas voces discordantes que hablan de un uso excesivo que atenta en numerosos casos contra la intimidad de las personas. Alguien que esté en contra de esto podría decir que en “Gran Hermano”, son personas las que ponen “en venta” su intimidad a cambio de un beneficio material, pero la realidad no se puede tomar desde el ejemplo de estos individuos.

¿Dónde está la línea divisoria entre la preservación de la seguridad y la vulneración de los derechos del honor y la intimidad? Es la pregunta principal que surge de todo este tema, que de momento, está a la espera de una respuesta concluyente.

Cubriendo la espalda al genocida

"Operación Pilar Defensivo". Curiosa forma de denominar a la masacre a la que se está sometiendo a la población palestina en Gaza desde hace ya 6 días. Escudándose en el "peligro" que supone la ofensiva islamita (en forma de misiles lanzados al norte del país), Israel asesina día tras día a decenas de personas, la mayoría civiles, y muchísimos de ellos mujeres y niños.

Las cifras hablan por sí solas. Desde que comenzó la "operación", el número de palestinos muertos asciende a 104, por 3 israelíes. Y eso teniendo en cuenta de que la ofensiva terrestre no se ha producido aún. Si atendemos a los precedentes, la última vez que Israel metió a su ejército en Palestina el balance de muertos fue de 1400 palestinos frente a 13 israelitas.

Sin frivolizar con estos datos, cabe decir que para tratarse de una "operación de defensa", los que parecen necesitar verdadera ayuda no son los israelíes. “Lo que está ocurriendo aquí son crímenes de guerra”, afirma Salah Abed Alaty, representante de la Comisión independiente para los derechos humanos en la zona norte de la franja de Gaza.



Más imágenes de la matanza en Gaza

Y no anda desencaminado en sus afirmaciones Alaty. Israel, en su cruzada indiscriminada contra la yihad islámica, está vulnerando barreras humanitarias y democráticas sin ton ni son, inimaginables para un país denominado del primer mundo. Menos, si cabe, recordando el pasado oscuro no tan lejano de la población judía que reina en el territorio.

La comunidad internacional no puede seguir haciendo oidos sordos a lo que está ocurriendo en Gaza. El sonido de bombas, y sobretodo, las voces y gritos de las personas que están padeciendo sus atrocidades hacen demasiado ruido para que sean acallados por un país que ha perdido la razón.

Integración, no integración.



Sin lugar a dudas, estamos en la antesala de una fecha clave para el devenir de la escena de la política internacional en los siguientes cuatro años. Hablamos, cómo no, de las elecciones estadounidenses a la presidencia que se celebrarán durante la jornada de hoy en el país norteamericano.

Barack Obama se enfrenta, cuatro años después, a unas elecciones de tintes más "realistas" tras la euforia y optimismo que desató su primera ascensión a la Casa Blanca, y ha tenido durante toda la campaña la imperiosa necesidad de hacer ver los logros de su mandato (Seguridad Social, Bin Laden...) y esconder sus "fracasos" (Guantánamo, etc).

Pero en nuestro blog nos interesa más hablar sobre el nuevo aspirante republicano. Mitt Romney, el primer mormón que opta a ocupar el despacho oval, las ha pasado canutas en la campaña para intentar alejarse de las voces extremistas que anidan en su partido (en el que no olvidemos que se integra el Tea Party, Sarah Palin...) para intentar erigirse como un adalid de la inserción social y el diálogo. En nuestra sincera opinión, no le ha salido demasiado bien.

Nos explicamos. Por mucho que su discurso "integrador" se haya dirigido a las sociedades hispanoamericanas (que pueden marcar la diferencia en ciertos estados clave), es un hecho que el partido republicano sigue teniendo serios problemas de racismo en varios estados en los que gobierna, sobretodo en el sur del país. Pero sobretodo, nos parece que ningún partido que englobe al citado Tea Party (abiertamente racista), se puede autodenominar como "integrador" o "social".

Pero vamos a remitirnos a los hechos acontecidos en la misma campaña. A pesar de su gran oratoria en los mítines, discursos rimbombantes, etcétera, Mitt Romney ha tenido en un vídeo grabado caseramente a su mayor enemigo, él mismo. Porque un político integrador tiene que ser capaz de convencer en mítines, pero también de ser coherente con aquello que dice también en sus círculos íntimos, y este vídeo es la constatación de justamente lo contrario.





En estas increíbles declaraciones, Romney tacha (entre otras cosas) de irresponsables e inmaduros al 47 porciento de los votantes americanos, en referencia a que estos "ven al Estado como alguien que les tiene que salvar, se ven como víctimas".

 Creemos que este menosprecio a la mitad de la población estadounidense no puede quedar sin castigo por parte del electorado estadounidense. Pero si esto ocurre o no, lo veremos esta madrugada.
 

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